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Panorama general

La inclusión financiera es un elemento facilitador clave para reducir la pobreza y promover la prosperidad.

La inclusión financiera se refiere al acceso que tienen las personas y las empresas a diversos productos y servicios financieros útiles y asequibles que atienden sus necesidades —transacciones, pagos, ahorro, crédito y seguros— y que se prestan de manera responsable y sostenible.

Tener acceso a una cuenta de transacciones es un primer paso hacia una mayor inclusión financiera, ya que permite a las personas guardar dinero, y enviar y recibir pagos. Una cuenta de transacciones también sirve como vía de acceso a otros servicios financieros. Por ello, garantizar que las personas en todo el mundo tengan acceso a una cuenta de transacciones sigue siendo una esfera de interés del Grupo Banco Mundial. En particular, fue el foco de atención de la iniciativa Acceso Universal a los Servicios Financieros para 2020 (i) del Grupo Banco Mundial, que concluyó a fines de 2020. Aunque se lograron muchos avances a través de esta iniciativa, esta es un indicador de la magnitud de lo que aún queda por hacer.

El acceso a servicios financieros facilita la vida diaria y ayuda a las familias y las empresas a planificar desde objetivos a largo plazo hasta emergencias inesperadas. Como titulares de cuentas, es más probable que las personas usen otros servicios financieros, como el crédito y los seguros, para iniciar y ampliar negocios, invertir en educación o salud, administrar riesgos y superar conmociones financieras, lo que puede mejorar la calidad general de sus vidas. 

La actual crisis de la COVID-19 también ha reforzado la necesidad de aumentar la inclusión financiera digital. La inclusión financiera digital implica el uso de medios digitales que reducen los costos para proporcionar a las poblaciones actualmente excluidas del sector financiero y desatendidas diversos servicios financieros formales adaptados a sus necesidades. Estos servicios se prestan de manera responsable a un costo asequible para los clientes y sostenible para los proveedores.

Se han logrado grandes avances en la inclusión financiera, y 1200 millones de adultos de todo el mundo tuvieron acceso a una cuenta entre 2011 y 2017. A nivel mundial, hasta 2017, el 69 % de los adultos tenía una cuenta. Los servicios financieros digitales —incluidos aquellos en que se utilizan teléfonos móviles— ya se han puesto en marcha en más de 80 países, y algunos han alcanzado una escala considerable. Como resultado, millones de clientes pobres anteriormente excluidos y desatendidos están dejando de realizar exclusivamente transacciones en efectivo y han empezado a acceder a servicios financieros formales a través de un teléfono móvil u otras tecnologías digitales. 

Avanzar del acceso a la utilización de cuentas es el siguiente paso en los países donde el 80 % o más de la población tiene cuentas (China, Kenya, India, Tailandia). Estos países se apoyaron en reformas, la innovación del sector privado y esfuerzos para promover la apertura de cuentas de bajo costo, que incluyen los pagos móviles y digitales.

Sin embargo, cerca de un tercio de los adultos —1700 millones— aún no estaban bancarizados en 2017, según los últimos datos de Findex (i) (los datos de 2021 se publicarán próximamente). Alrededor de la mitad de las personas no bancarizadas incluía a mujeres pobres que vivían en zonas rurales o que se encontraban fuera de la fuerza laboral. 

Entre 2011 y 2017, la disparidad de género en la titularidad de cuentas se mantuvo en 9 puntos porcentuales en los países en desarrollo, lo que impide a las mujeres controlar eficazmente su vida financiera. La desigualdad de género era menor en los países con una alta titularidad de cuentas de dinero móvil. Aún queda por observar el impacto de la COVID-19 en esta brecha de género.

Desde 2010, más de 55 países han firmado compromisos relacionados con la inclusión financiera y más de 60 países han implementado o se encuentran elaborando una estrategia nacional sobre el tema. Los países, donde se han registrado los mayores avances hacia la inclusión financiera, han hecho lo siguiente: 

  • Aplicar políticas a escala, como la identificación digital universal (India y las cuentas Aadhaar/JDY), beneficiando a más de 1200 millones de personas.

  • Aprovechar los pagos del Gobierno. (Por ejemplo, el 35 % de los adultos de los países de ingreso bajo que reciben un pago gubernamental abrió su primera cuenta financiera para este fin). 

  • Promover el crecimiento de los servicios financieros móviles. (Por ejemplo, en África subsahariana, la titularidad de cuentas de dinero móvil aumentó del 12 % al 21 %).

  • Recibir con beneplácito los nuevos modelos de negocios, como la utilización de los datos del comercio electrónico para fines de inclusión financiera. 

  • Adoptar un enfoque estratégico formulando una estrategia nacional de inclusión financiera que reúne a diversas partes interesadas, como los entes reguladores financieros, las empresas de telecomunicaciones, los órganos que regulan la competencia y los ministerios de educación.

  • Prestar atención a la protección del consumidor y la capacidad financiera para promover servicios financieros responsables y sostenibles. 

Las investigaciones indican que los países aumentan el ritmo y el impacto de las reformas cuando adoptan un enfoque estratégico y elaboran estrategias nacionales de inclusión financiera que reúnen a los entes reguladores financieros, las empresas de telecomunicaciones, los órganos que regulan la competencia y los ministerios de educación.

Última actualización: Mar 29, 2022